Esta mañana, mientras trotaba por las calles de Madrid,
enfilando los últimos kilómetros de mi ruta de hoy, renqueando cuesta arriba,
he visto como un chaval de unos 14 o 16 años bajaba comiendo con deleite un
bocadillo envuelto en papel. Al llegar a la zona en la que el envoltorio le ha
resultado incómodo para seguir gozando de nuevos bocados de pan con panceta (o
lo que fuese), ha cogido el papel y, estirando el brazo hacia arriba con
gracilidad, lo ha dejado volar hacia donde la brisa quisiera llevarlo.
En ese momento se cruzaba el mozalbete con un hombre de
provecta edad que se ha quedado paralizado ante tal espectáculo, algo así como quien viese ante sí un burro
volando. Se ha vuelto para comprobar si aquel ser que se había cruzado con él
era humano o espectral. Ha visto que parecía de carne y hueso y se movía como
un humano. Tras mirar el envoltorio arrugado y ver que había una papelera justo
al lado de donde había caído, ha llegado a la conclusión de que el pizpireto
chavalín era, simplemente, un maleducado y ha hecho algo que no todo el mundo
haría: ha cogido el papel y lo ha depositado en la papelera.
Yo, al cruzarme con el lanzador de papeles, le he interpelado
diciendo:
-creo que se te ha
caído un papel.
Él, sorprendido de que un desconocido se dirigiese él, parecía no haberse dado cuenta de lo que
había hecho. Supongo que el chavalín estará tan acostumbrado a hacerlo y ver
cómo otros de su entorno lo hacen, que para él es algo tan normal como
respirar, mear o cagar.
Ante su asombro le he dicho:
-Ah, no se te ha
caído, que lo has tirado. Eres un poco marrano, chaval.
Y ahí ha quedado la cosa. Yo he seguido mi ascenso por la
cuesta y, al llegar a la altura del simpático caballero que ha corregido la
mala acción del travieso chaval, he agradecido su detalle de limpiar la
guarrería del otro. Él me ha saludado confirmando con su gesto que no entendía a
personas como el joven tira-papeles.
Tras esto yo me he preguntado: ¿de verdad lo que necesitamos
es modificar la Constitución para redefinir el modelo de estado? ¿Es tan
importante hacer otra reforma laboral, de la educación, de la sanidad y de qué
sé yo cuántas otras cosas?
Es posible que lo sea, pero me temo que, mientras los
chavales no vean a los mayores comportarse con civismo en cosas tan sencillas y
simples como tirar papeles a la papelera, todo lo demás no valdrá para nada y
será muy secundario.
Al señor que ha recogido la basura del chavalín y la ha
depositado en la papelera lo pondría yo de presidente del gobierno. Él ha
sabido que una buena acción vale más que miles de debates estériles entre gente
cerril que sólo busca su beneficio particular y el aplauso de sus millares de
fans igualmente cerriles, mientras
predica lo contrario de lo que ejemplifica con sus actos.
8 comentarios:
¡Cómo cansa leer este blog!
La petulancia que destila cada frase es verdaderamente embriagadora. Prefiero leer el whatsapp de un joven de 18 años que este cúmulo de necedades.
Atentamente, Don Aquilino Montes, registrador de la propiedad por el honorable colegio de registradores de la ciudad de Lugo
Estimado don Aquilino:
Me siento dichoso de haber sido merecedor de sus acertadas críticas a mi petulante estilo literario. En breve adquiriré una propiedad en la bella ciudad de Lugo y me gustaría contar con sus servicios de registro para, además de hacerle ganar un dinerito, poder estrechar su mano amiga y, si así lo permitiese usted, darle un abrazo.
Reciba mis petulantes y cordiales saludos.
Pater. Yo siempre seguiré siendo un gran admirador de tu pluma y relatos. El que recogió el papel no sería japonés verdad? Un fuerte abrazo
Almirante zapatones
Estimado Almirante Zapatones:
Tengo que reconocer que no me fijé en la identidad nacional del benefactor de nuestra ciudad. Ten en cuenta que, desde que soy progresista, me gusta la diversidad, la multiculturalidad y la multinacionalidad y, en consecuencia, donde otros ven japoneses, españoles, catalanes, noruegos, etc., yo veo únicamente personas y personos. ¿Te da cuén?
Bravo por el señor recogedor. Yo el otro día cogí un periódico tirado en el metro pero porque había un vale de descuento. He de ser mejor ciudadana. Solo una corrección. Es mozalbete. Sí, con b. Un abrazo.
Quedo agradecido por la corrección gramatical. Intolerable muestra de ignorancia la mía.
No siempre es eficaz el ejemplo de los mayores y allegados. En mi caso mi hijo nos ve reciclar las cosas, pero él echa todo en la bolsa general. Le da igual que le digamos.
Mucha gracia me ha hecho el ilustre registrador. Tengo la impresión de que en el fondo debe ser un tío cachondo. Yo leo todos los domingos (bueno los que compro el periódico) un artículo de un señor que siempre me pareció un niño repelente. Lo digo así porque en uno de ellos se autodefinió como tal, o sea que acerté. Pues bien, a pesar de todo, sigo leyéndole porque casi siempre dice algo que me parece interesante. Eso mismo debe ocurrirle al ilustrísimo. Menos mal que no te pilló lo de mozalbete. Réprobo
¡Vivan las personas (y personos) de bien!,
¡Viva la estulticia!,
¡Viva José Vélez!
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