martes, 27 de julio de 2010

Se acaban las vacaciones

Se van terminando mis vacaciones y no he hecho ni caso al blog. Si os digo que no he tenido tiempo de hacerlo no os lo creeréis, así que mejor no os lo digo. El caso es que, a pesar de no haber abandonado mi hogar (cada noche he dormido en mi camita) las vacaciones han resultado gratas: he pedaleado, corrido y nadado con prodigalidad; he paseado algún día por el monte y he tenido tiempo de volver a ver a alguna que otra persona de esas a las que veo de higos a brevas. También he visto esa gran serie televisiva llamada “The Pacific” y la cuarta temprada de “Heroes”. ¡Incluso me ha dado tiempo a leer una bellísima novela (“Juntos, nada más” de Anna Gavalda). ¿Qué más se puede pedir para unas vacaciones? ¡Y todo sin abandonar mi residencia habitual!

Aprovecharé que he cogido carrerilla para contar una cosa sin interés (como es habitual). El domingo pasado fui a pedalear al monte con un grupo de ciclistas (éramos doce y sólo conocía a dos de ellos) y yo era el único que no llevaba casco. Unos cuantos de los asistentes se preocuparon por mí y me instaron a llevarlo para evitar quedarme tieso, o tonto (aún no saben que esto último ya no lo puedo evitar) en una caída. Yo les dije que me parece excelente que quien quiera use el casco, rodilleras, traje de motorista y airbag (también los hay para motoristas, así que se podrán usar en una bicicleta), pero que, de momento, yo no veía la necesidad de usarlo. Sí, soy un inconsciente, tanto como lo éramos todos hace diez años.

Ahora veo a gente que sale a dar una vuelta por su jardín que se pone el casco. También hay quien saca a los niños de cuatro años con su “correpasillos” y les pone casco (un tanto volandero). Me parece bien que la gente sea tan cuidadosa con estas cosas. Yo creo que exageran un poco, pero no pasa nada por exagerar, no hacen mal a nadie y pueden ahorrarse algún susto.

Lo que no entiendo es que algunos, como los que estaban preocupados por mi integridad física, tras el periplo se tomaran un par de jarras de medio litro de cerveza (con alcohol) y, acto seguido, cogieran el coche para regresar a sus hogares. Cierto es que no les ocurrió nada. No sé si con un litro de cerveza en el cuerpo el nivel de alcoholemia es suficientemente elevado como para no deber conducir (creo que sí), pero me llama la atención el extraño criterio que tenemos sobre lo que es peligroso y lo que no lo es.

Yo, por no llevar el casco, me pongo en peligro a mí, pero a nadie más. El que bebe más de la cuenta y se pone a conducir, pone en peligro a otros (además de a sí mismo). Creo que, a pesar de que soy un necio inconsciente, mi actitud es menos estulta que la de los que usan el casco incluso para cagar y luego conducen tras haber ingerido un litro de cerveza.

También tengo que añadir que yo, en las bajadas por caminos o carreteras de monte, donde nunca sabes cuándo puede aparecer un bache, desciendo con cuidadito para evitar pegarme un trompazo. Nuestros prudentes amigos del casco se dejaban caer a velocidades que superaron los 70 Km/h. No pasó nada, pero me temo que un casco no les hubiese salvado de quedarse hechos una mierda, o de viajar a la quinta dimensión, en caso de pillar un socavón o, peor aún, encontrarse de frente con algún otro grupo de esforzados ciclistas subiendo por la cuesta que bajaban como alma que lleva el diablo.

Bueno, ya me he justificado para seguir sin llevar casco en los lugares en los que la ley no lo exige. Ahora aprovecharé para hacer publicidad de un dispositivo que vende uno de mis hermanos. Es un cigarrillo electrónico que sirve para fumar sin hacerse daño y, lo que es más importante, sin molestar a los demás. Son unos cigarros de plastiquete con un dispositivo eléctrónico que se carga mediante un conector USB. Aportan nicotina al que la quiera o, sencillamente, permiten inhalar un vapor aromático que no es perjudicial y que sirve para perfumar el ambiente y la bocaza.

No cuento nada más porque seguro que digo alguna cosa que no es cierta. Es mejor que echéis un vistazo a la web y que recomendéis este maravilloso producto a todo aquel que esté cerca de vosotros echando humo sin parar.

7 comentarios:

Jajaja dijo...

Lo que pasa es que no te fijaste, Meteorismo. Seguro que aquellos de tus compis que trasegaron un litro de cerveza, se pusieron el casco en cuanto se sentaron en el coche.

¡BORRACHO PERO SEGURO!

Meteorismo galáctico dijo...

Seguramente estés en lo cierto, Jajaja. En mi afán por criticar, no me fijé en ese detalle.

Anónimo dijo...

Yo en mi R19 con alerón trasero no llevo casco..

jfreyba dijo...

Ja ja ja, lo del "cigarrillo digital" ya lo había oído, aunque supongo que el mejor "cigarrillo digital" consiste en chuparse el dedo.

Los fumadores de pipa también perfumamos el ambiente, y sin USB.

¡Qué cosas!

Zarzamora dijo...

Lo que más se echa de menos en las vacaciones fuera del hogar son tres cosas:
Tu propia almohada
Tu propio colchón
Tu propio baño, con todos tus dispositivos de aseo puestos a tu gusto.
Lo único que consuela del final de unas estupendas vacaciones fuera, es la vuelta a la propia cama, a las propias sábanas, y la regulación de los ritmos intestinales.
Y mejor no subirse a la báscula tras las vacaciones. Parece que tan solo estar fuera de tu hábitat te engorda.

Meteorismo galáctico dijo...

¡Qué gran capacidad de síntesis, Zarzamora! Queda claro que son muy pocas las cosas que necesitamos para estar a gusto, pero seguimos empeñados en buscar nuevas aventuras lejos de nuestra almohada, nuestro colchón y nuestro retrete.

Suntzu dijo...

Incoherencias de la vida: con casco, pero conduciendo con alcohol en vena. En fin... es lo que tú dices: por lo menos, si te caes, te fastidias tú solo. Los otros la pueden liar parda.

Yo también he aprovechado las vacaciones para ver la cuarta temporada de "Heroes" que, por cierto, no me ha gustado ni un pelo. Tanto circo, tanta historia, Peter con Sylar... ¡Ufff! En fin, a ver qué hacen para la próxima.
Un abrazo.