sábado, 23 de enero de 2010

Curiosidades sobre el calendario

Mientras leía el blog de Carlos García, he saltado a otro muy interesante llamado Malaciencia, y desde allí he llegado a la Wikipedia para leer lo que se dice en ella sobre el calendario juliano (¡VIVAN LOS HIPERENLACES!). Me ha encantado enterarme en menos de tres minutos del origen de nuestro actual calendario y ahora os voy a dar el tostón contándolo.

El calendario romano comenzó siendo de diez meses que eran los siguientes:

Martium: mes de Marte, dios de la guerra
April: mes de apertura de flores (por la primavera, en el hemisferio norte)
Maium: mes de Maia, diosa de la abundancia
Junium: mes de Juno, diosa del hogar y la familia
Quintil: mes quinto
Sextil: mes sexto
September: mes séptimo
October: mes octavo
November: mes noveno
December: mes décimo

¿A alguno de vosotros os contaron esto en el colegio? A lo mejor a mí sí, pero me inclino a pensar que no. ¡Con lo divertido que es saber el porqué de las cosas!

Como con diez meses de 30 y 31 días había que hacer reajustes frecuentes (el año duraba más de 304 días), se añadieron dos meses más, Januarium, dedicado a Jano, dios de los portales (no sé a qué se dedicaría esa divinidad) y Februarium, dedicado a las hogueras purificatorias (llamadas februa). De este modo quedaron Enero y Febrero como meses undécimo y duodécimo.

Allá por el año 153 a.c. se decidió que el año comenzase en Enero por razones de planificación de las campañas guerreras. La verdad es que no he entendido la necesidad de hacer esto, pero tampoco entiendo la utilidad de las comisiones de sabios, de las cumbres internacionales ni de los “observatorios” de todo tipo que crean nuestros políticos, así que supongo que ya por aquella época se hacían tonterías precursoras de las actuales. La pena es que este cambio trastocó el significado original del nombre de algunos meses. Ahora los meses que conservan su nombre ordinal (desde Septiembre a Diciembre) han perdido su sentido porque no ocupan el lugar que les correspondía ¡Qué pena!

Como siempre ha habido pelotas en el mundo, en el año 44 a.c. a Marco Antonio se le ocurrió dedicar el mes Quintil a Julio César y lo llamaron Julium. Para que el peloteo fuese más intenso, se sumó un día a los treinta que tenía ese mes hasta entonces. Ese día se le restó a los treinta que tenía Febrero en aquella época. Así comenzó a decrecer el tamaño de nuestro actual segundo mes.

Más tarde, en el año 23 a.c. hubo que adular a Octavio Augusto, pero esta vez fue por iniciativa del Senado Romano (el peloteo institucional es más aceptado socialmente que el personal, por eso molan los premios Príncipe de Asturias y los Nobel pero no mola que el jefe enchufe a su hijo). Ya que habían comenzado con el mes quinto para hacer las dedicatorias, siguieron con el sexto y decidieron llamarlo Augustum. El gran Octavio Augusto no podía ser menos que Julio César, así que robaron otro día al escueto Febrero para añadirlo a los treinta que tenía el mes sexto. Así se quedó Febrero reducido a esos birriosos veintiocho días.

No seguiré desvelando más detalles para que podáis investigar por vuestra cuenta en la Wikipedia o en Malaciencia. Aprovechad los ratos de ocio laboral para cultivaros y acabar siendo unos seres pedantes como yo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre es un gozo cultivar la pedantería y llenar el "celebro" de conocimientos inútiles,yo, por mi parte, creo que me voy a poner a aprender Na'vi..Aquí tenéis un link donde aprender ese bello idioma..

Meteorismo galáctico dijo...

Nota de última hora:

Kashuma timó a dos personas en Valladolid la semana pasada (los días 17 y 24 de enero). Estad alerta los que andéis por esas zonas castellanas.

Zarzamora dijo...

Jano, el dios de los portales era sereno, o conserje, no sé bien.